El Comercio Justo propone una relación honesta entre productores y consumidores.
Casi todo el mundo percibe que no existe una correspondencia entre el precio final que pagan los consumidores y la contraprestación que reciben los productores. También sabemos (aunque no siempre actuamos en consecuencia) que muchos productos llegan a nosotros tras una penosa cadena de producción que pasa por la explotación infantil, la esclavitud, la especulación más indignante y agresiva, la destrucción del ecosistema, la salvaje experimentación con animales y muchas otras cuestiones graves con las que ninguna persona que se considere sensible y honesta podría estar de acuerdo.
A pesar de eso muchas veces cerramos los ojos encerrándonos en un escudo de insensibilidad. En un mundo altamente competitivo valoramos demasiado que un producto llegue a nosotros al precio más barato posible. Naturalmente, ignoramos que el eslabón primario del comercio, los productores, muchas veces reciben salarios injustos y son víctimas de una explotación laboral inhumana para que el mayor beneficio se lo lleven especuladores financieros e intermediarios.
El problema es extremadamente complejo porque esta situación, extraordinaria y lamentablemente común, genera un circuito cerrado que se retroalimenta. Buscamos productos baratos (basados en precios que no se corresponden con el trabajo efectuado por el productor) porque nuestro poder adquisitivo mengua. Pero, a su vez, al fomentar esta cadena injusta también contribuimos a que la situación se perpetúe y empeore. Si fomentamos el comercio injusto nosotros mismos resultamos afectados puesto que si los productores reciben prestaciones injustas por su trabajo favorecemos que el mercado siga centrado en pagar salarios bajos por bienes y servicios. En algún punto estaremos nosotros.
Por lógica, si el productor recibe un pago adecuado por su producto éste debería costar algo más. Pero si todo el comercio fuera justo también los sueldos de todos los trabajadores deberían ser mejores. El resultado final no es que nuestro poder adquisitivo vaya a mejorar espectacularmente. Probablemente sería el mismo, pero en todos los niveles de la cadena de producción las personas estarían situadas en un nivel más digno. En consecuencia, viviríamos en un mundo más justo.
Las cosas no van a cambiar repentinamente. Pero, es innegable, que cada pequeña acción en la dirección apropiada contribuirá a que el mundo sea mejor.
COSAS QUE PUEDES HACER AHORA
- Comprar alimentos ecológicos. Es la apuesta más importante para evitar la degradación del medioambiente y los peligros para tu calidad de vida que suponen el uso de sustancias químicas cuya toxicidad está más que demostrada. Si incorporas alimentos ecológicos a tu cesta de la compra estás presionando al mercado en una dirección interesante. Estás diciéndole al mundo que prefieres consumir productos respetuosos con el medio ambiente. Y los mercados no tendrán más remedio que ir adaptándose a las preferencias de los consumidores.
- Prefiere productos locales. Al comprar productos cuyo origen es tu comunidad favoreces la redistribución de la riqueza (que volverá a ti de diversas formas), ayudas a los pequeños productores que suelen mimar sus productos, evitas la enorme contaminación y gasto energético que supone transportar productos a través de los continentes, disfrutas de productos muy frescos y, por tanto, más saludables.
- Evita productos que hayan sido testados en animales. La construcción de un mundo más justo y menos violento pasa inevitablemente por el respeto a toda forma de vida. Tal vez no seas consciente de lo que supone algo tan habitual como la "prueba del ojo rojo en conejos". Los productos cosméticos suelen probarse en los ojos de los conejos para ver el grado de irritación que producen. Algunas personas dirán: son sólo conejos. Pero esta historia es absurda. Nuestro objetivo es construir una sociedad no-violenta y aún estamos muy lejos de conseguirlo. El camino coherente es desarrollar una honesta sensibilidad por cualquier vida. Puede que el sufrimiento de un conejo te parezca poca cosa considerando que ni siquiera hemos solucionado el problema del hambre en el mundo. Pero créeme, quién muestra sensibilidad hacia el sufrimiento de una pequeña criatura también es más sensible al sufrimiento humano.
- Busca y compra productos con la etiqueta "Comercio Justo". La primera impresión es que son más caros. Tal vez sea utópico pedir que todo lo que compres provenga del Comercio Justo. Pero si, al menos, alguna de las cosas que compres habitualmente forma parte de esta gran iniciativa ya estarás contribuyendo a hacer del mundo un lugar mejor para vivir. Eso, de por sí, ya debe ser una satisfacción para cualquier persona con sentido de la justicia social. Piénsalo; cálzate unas zapatillas teniendo la "borrosa" sospecha de que las ha cosido un niño que nunca tendrá acceso a la cultura ni a una vida digna. Compáralo con tener la certeza de que las ha hecho una persona que ha recibido un pago honesto por su trabajo y en unas condiciones que le permitirán poder vivir una vida más feliz en una comunidad en la que se den condiciones para un desarrollo más humano en todos los sentidos.
Ahora, tú eliges.
ENLACES:
- Comercio Justo (Wikipedia)
- Enlaces sobre ecología.
- Imágen de este artículo: Ponle cara al comercio justo.
Casi todo el mundo percibe que no existe una correspondencia entre el precio final que pagan los consumidores y la contraprestación que reciben los productores. También sabemos (aunque no siempre actuamos en consecuencia) que muchos productos llegan a nosotros tras una penosa cadena de producción que pasa por la explotación infantil, la esclavitud, la especulación más indignante y agresiva, la destrucción del ecosistema, la salvaje experimentación con animales y muchas otras cuestiones graves con las que ninguna persona que se considere sensible y honesta podría estar de acuerdo.
A pesar de eso muchas veces cerramos los ojos encerrándonos en un escudo de insensibilidad. En un mundo altamente competitivo valoramos demasiado que un producto llegue a nosotros al precio más barato posible. Naturalmente, ignoramos que el eslabón primario del comercio, los productores, muchas veces reciben salarios injustos y son víctimas de una explotación laboral inhumana para que el mayor beneficio se lo lleven especuladores financieros e intermediarios.
El problema es extremadamente complejo porque esta situación, extraordinaria y lamentablemente común, genera un circuito cerrado que se retroalimenta. Buscamos productos baratos (basados en precios que no se corresponden con el trabajo efectuado por el productor) porque nuestro poder adquisitivo mengua. Pero, a su vez, al fomentar esta cadena injusta también contribuimos a que la situación se perpetúe y empeore. Si fomentamos el comercio injusto nosotros mismos resultamos afectados puesto que si los productores reciben prestaciones injustas por su trabajo favorecemos que el mercado siga centrado en pagar salarios bajos por bienes y servicios. En algún punto estaremos nosotros.
Por lógica, si el productor recibe un pago adecuado por su producto éste debería costar algo más. Pero si todo el comercio fuera justo también los sueldos de todos los trabajadores deberían ser mejores. El resultado final no es que nuestro poder adquisitivo vaya a mejorar espectacularmente. Probablemente sería el mismo, pero en todos los niveles de la cadena de producción las personas estarían situadas en un nivel más digno. En consecuencia, viviríamos en un mundo más justo.
Las cosas no van a cambiar repentinamente. Pero, es innegable, que cada pequeña acción en la dirección apropiada contribuirá a que el mundo sea mejor.
COSAS QUE PUEDES HACER AHORA
- Comprar alimentos ecológicos. Es la apuesta más importante para evitar la degradación del medioambiente y los peligros para tu calidad de vida que suponen el uso de sustancias químicas cuya toxicidad está más que demostrada. Si incorporas alimentos ecológicos a tu cesta de la compra estás presionando al mercado en una dirección interesante. Estás diciéndole al mundo que prefieres consumir productos respetuosos con el medio ambiente. Y los mercados no tendrán más remedio que ir adaptándose a las preferencias de los consumidores.
- Prefiere productos locales. Al comprar productos cuyo origen es tu comunidad favoreces la redistribución de la riqueza (que volverá a ti de diversas formas), ayudas a los pequeños productores que suelen mimar sus productos, evitas la enorme contaminación y gasto energético que supone transportar productos a través de los continentes, disfrutas de productos muy frescos y, por tanto, más saludables.
- Evita productos que hayan sido testados en animales. La construcción de un mundo más justo y menos violento pasa inevitablemente por el respeto a toda forma de vida. Tal vez no seas consciente de lo que supone algo tan habitual como la "prueba del ojo rojo en conejos". Los productos cosméticos suelen probarse en los ojos de los conejos para ver el grado de irritación que producen. Algunas personas dirán: son sólo conejos. Pero esta historia es absurda. Nuestro objetivo es construir una sociedad no-violenta y aún estamos muy lejos de conseguirlo. El camino coherente es desarrollar una honesta sensibilidad por cualquier vida. Puede que el sufrimiento de un conejo te parezca poca cosa considerando que ni siquiera hemos solucionado el problema del hambre en el mundo. Pero créeme, quién muestra sensibilidad hacia el sufrimiento de una pequeña criatura también es más sensible al sufrimiento humano.
- Busca y compra productos con la etiqueta "Comercio Justo". La primera impresión es que son más caros. Tal vez sea utópico pedir que todo lo que compres provenga del Comercio Justo. Pero si, al menos, alguna de las cosas que compres habitualmente forma parte de esta gran iniciativa ya estarás contribuyendo a hacer del mundo un lugar mejor para vivir. Eso, de por sí, ya debe ser una satisfacción para cualquier persona con sentido de la justicia social. Piénsalo; cálzate unas zapatillas teniendo la "borrosa" sospecha de que las ha cosido un niño que nunca tendrá acceso a la cultura ni a una vida digna. Compáralo con tener la certeza de que las ha hecho una persona que ha recibido un pago honesto por su trabajo y en unas condiciones que le permitirán poder vivir una vida más feliz en una comunidad en la que se den condiciones para un desarrollo más humano en todos los sentidos.
Ahora, tú eliges.
ENLACES:
- Comercio Justo (Wikipedia)
- Enlaces sobre ecología.
- Imágen de este artículo: Ponle cara al comercio justo.
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