SEMILLAS DE CHIA (Salvia hispanica)

Chía o Salvia hispanica
Las semillas de Chía se están poniendo de moda. Particularmente debido a diversos artículos publicados en revistas sobre nutrición y medicinas alternativas. Por ejemplo, éste: "Las semillas de Chía, un alimento supercompleto".

En las siguientes lineas describiremos algunas de las características de estas semillas y las compararemos (porque siempre es bueno comparar) con las más conocidas semillas de lino.

La Chía o Salvia hispanica ha sido, durante siglos, un cultivo tradicional de diversos pueblos pre-hispánicos particularmente en América Central (y entre los Aztecas de México especialmente). Los Mayas también la conocían (llamándola K'-ak-nep).

Este cultivo tradicional se ha ido perdiendo. Pero, actualmente, existe una clara tendencia a revitalizarlo como alternativa a otros cultivos menos rentables. Existen interesantes planes al respecto, por ejemplo, en Argentina.

El más tradicional de sus usos era en forma de bebidas refrescantes añadiendo a diversos jugos de frutas las semillas machacadas de la Chía. De esta forma se obtiene una bebida agradable que combate el estreñimiento. Este efecto se explica facilmente por su riqueza en fibra y mucílagos.

Pero una de las características más destacables de las semillas de esta variedad de Salvia es su riqueza en ácidos grasos poliinsaturados, particularmente de la serie Omega-3.

Esta riqueza puede variar según la forma de cultivo y procedencia pero se estima que, por término medio se acerca al 20%. O, dicho de otra forma, alrededor del 80% del aceite de estas semillas se compone de ácidos grasos Omega-3 (75%) y Omega-6 (25%).

Y esto es muy interesante porque estos ácidos grasos le confieren propiedades anti-inflamatorias y cardiosaludables. Incluso propiedades anticancerígenas. Véase mi artículo: "Acidos grasos Omega-3 eficaces para prevenir diversos tipos de cáncer".


Alimento para deportistas

En el artículo que cito al principio se describe un dato anecdótico interesante, pero algo tergiversado. Se atribuye la fortaleza de un grupo de corredores tarahumaras al consumo de estas semillas. Lo cual es, seguramente, sólo parte de la verdad.

Conozco bien a los tarahumaras. De por sí y por diversas razones relacionadas con su constitución, hábitat y alimentación son gente especialmente resistente. De hecho, son grandes corredores y recorren habitualmente enormes distancias a una tremenda altura sobre el nivel del mar. Como vemos, muchas razones pueden explicar su especial resistencia.

Lo que no es óbice para que el consumo de semillas ricas en ácidos grasos poliinsaturados contribuyan a su fortaleza.

Es más, durante los años que me dediqué a la investigación en el campo de la medicina deportiva he recomendado la toma de diversas dosis de ácidos grasos poliinsaturados antes y durante pruebas deportivas de resistencia.

Los ácidos grasos poliinsaturados (y entre ellos los de la serie Omega-3) no sólo contribuyen a un eficiente aprovechamiento de la energía a nivel celular (y, por tanto, muscular) sino también a evitar o resolver más rápidamente lesiones inflamatorias.

Y esto es lo que aportan las semillas de Chía o Salvia hispánica. Acidos grasos poliinsaturados con efectos, como he dicho, anti-inflamatorios, energetizantes y cardiosaludables. Además, mejoran el tránsito intestinal. Combinadas con otros alimentos ralentizan la absorción intestinal de los azúcares evitando una de las causas de estrés pancreático: los frecuentes picos altos de azúcar y de la correspondiente insulina. Por tanto, su consumo habitual sería, sin duda, un buen preventivo frente a la diabetes tipo II.


¿Y las semillas de lino?

Las semillas de lino (Linum usitatissimum) son ampliamente conocidas y utilizadas para paliar el estreñimiento.

Su composición es realmente muy similar a las semillas de Chía. De hecho, su aporte de ácidos grasos poliinsaturados (con una excelente relación entre Omega-3 y Omega-6) es casi idéntica. Puede que, incluso, ligeramente superior. Su aporte de fibra y mucílagos es también totalmente similar con las variaciones propias de las diferentes formas de cultivo y procedencia.

Sin embargo, el aprovechamiento correcto de la enorme riqueza nutricional de las semillas de lino se obtiene cuando se toman trituradas o masticadas.

Lleva un rato masticar una cucharada de semillas de lino. Pero vale realmente la pena.

Especialmente porque las semillas de lino también aportan una gran cantidad de lignanos, compuestos que han demostrado científicamente su eficacia para prevenir diversos tipos de cáncer. No me extenderé aquí sobre este asunto que ya he publicado: "Cómo las semillas de lino protegen frente al cáncer de mama y el cáncer de útero".


Entonces, ¿qué semillas debo tomar? ¿Chía o Lino?

Dadas sus concordancias y similitudes aconsejaría no preocuparse por ello. Elíjase las semillas que le sean más fáciles de conseguir. No necesariamente debe apuntarse a las modas.

Si puede obtener fácilmente semillas de Chía (Salvia hispanica), tómelas diariamente.

Si puede obtener fácilmente semillas de Lino (Linum usitatissimum), tómelas diariamente.

En cualquier caso, y esto sí es muy importante, consiga semillas que procedan de la agricultura ecológica.

NOTAS: La foto de la Chía o Salvia hispanica es de la Wikipedia que contiene también un interesante artículo sobre la misma: Salvia hispanica

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